¿Y si te hubiesen programado para ver el mundo de una determinada forma? ¿Cuál sería la razón de hacerlo? Quizás eso sería lo de menos, porque si nos diéramos cuenta de que así es, ¿importaría ya lo que nadie quisiera de nosotros?
Vivimos creyendo que percibimos la realidad tal como es. Sin embargo, lo que experimentamos está profundamente moldeado por nuestras creencias, la educación que recibimos, los medios que consumimos y la presión social. Todo ello tiene una finalidad, que no tiene ningún buen propósito para ti, pero sí para quienes te preparan esa comida: Que sirvas.
Debes ser un buen sirviente. Y para ello, lo primero es que te sientas satisfecho de serlo, que creas en tu propia importancia, poder y libertad, pero, ¿crees que tienes algo de ello si realmente no ves el mundo tal como es, sino como te han programado para ver?
Contenido del Artículo
- 1. Pensar por ti mismo: un acto revolucionario
- 2. El filtro invisible de lo «masivamente aceptado»
- 3. Pasado, presente y futuro: todos cuentan
- 4. El engaño de ciertas “visiones ideales”
- 5. La trampa de la pasividad disfrazada de paz
- 6. ¿Qué puedes hacer tú?
- 7. Hacia una libertad interior
- 8. ¿Qué precio estás dispuesto a pagar?
- 9. Enlaces de Interés
- 10. Libros Recomendados
- 11. Regresiónes a Vidas Pasadas, Desarrollo Personal y Solución de Problemas
1. Pensar por ti mismo: un acto revolucionario
Una frase contundente para empezar: no ves el mundo como es, sino como te han programado para verlo. Esta afirmación puede sonar dura, pero está respaldada por experimentos psicológicos conocidos, donde se ha demostrado que muchas personas terminan cediendo su opinión solo porque el grupo piensa distinto. Aún sabiendo que su percepción es correcta, acaban ajustándose al consenso por miedo a desentonar.
Cuando dejas de pensar por ti y empiezas a pensar como otros, pierdes poder y tu libertad. Por eso, uno de mis principales objetivos al trabajar con personas —ya sea en regresiones, mentorías o procesos de coaching— es ayudarlas a recuperar ese poder interior.
2. El filtro invisible de lo «masivamente aceptado»
Todo lo que se difunde hoy de forma masiva —ya sea a través de libros, redes sociales o medios de comunicación— viene cargado de una intención: llevarte a pensar en una dirección determinada. Puede que contenga una parte de verdad, pero casi siempre está envuelta en una narrativa que busca moldearte.
Voy a poner un ejemplo concreto: El poder del ahora, de Eckhart Tolle —el cual he leído seis o siete veces—, tiene verdades profundas, sí. Pero también deja una impresión peligrosa: que lo único importante es el presente, que el pasado no cuenta y que el futuro no importa. Eso, en mi opinión, es incompleto.
3. Pasado, presente y futuro: todos cuentan
Dostoyevski escribió algunas de sus mejores obras desde ese estado de flujo, de concentración absoluta en el presente, en el ahora. Pero para crear esas obras, tuvo que imaginar previamente su estructura, sus personajes, su argumento. Pensó en el futuro de su obra antes de plasmarla.
Lo mismo pasa con cualquier inventor: primero imagina el resultado, luego lo ejecuta. Así que no podemos quedarnos solo con el presente. Si quieres entender tu vida, también necesitas revisar tu pasado. Desde la Recapitulación que enseñaba Castaneda hasta las regresiones que trabajo con tantas personas, mirar atrás es fundamental.
4. El engaño de ciertas “visiones ideales”
Tomemos otro ejemplo: las experiencias cercanas a la muerte (ECM). Hay una tendencia a romantizarlas, a presentarlas como eventos iluminadores y positivos, donde todo el mundo se reconcilia con la vida y con la muerte. Pero la ciencia también ofrece explicaciones: hipoxia, efectos neuroquímicos, respuestas del cerebro en estados extremos.
No estoy diciendo que las ECM sean falsas, sino que muchas de sus interpretaciones son incompletas o idealizadas.
¿Y qué pasa con las experiencias negativas? Las omiten. Se silencian. Y ahí tienes un claro ejemplo de programación: solo se muestra una parte de la realidad.
5. La trampa de la pasividad disfrazada de paz
Vivimos rodeados de mensajes que te dicen: «Tranquilo, todo está bien. No pienses demasiado. No cuestiones. Quédate en el ahora que es siempre perfecto, porque el problema es tu mente.» Se promueve una mentalidad pasiva, en la que incluso se plantea un salario básico universal como salvación. Pero ¿quién paga eso? ¿Cómo se sostiene?
Un día lo comenté con un chico muy bueno en su trabajo. Estaba atascado, sin avanzar, con una actitud blanda. Le dije: “Con lo buen profesional que eres, podrías vivir mejor, con más libertad si te lo propusieras.» Sin embargo, su actitud pasiva se resistía, de alguna forma, si él estaba bien, aún cuando fuera a base de reprimir sus deseos, todo debía estar bien o, por lo menos, aparentarlo.
Entonces le cité a Andrew Tate, que con todas sus polémicas, dijo una frase potente: “Siempre hará falta alguien que le ponga gasolina al Lamborghini.”
Es provocadora, lo sé y eso buscaba, porque le perturbó le molestó, porque planteaba una realidad incómoda: si no actúas te quedarás relegado y otros decidirán por ti.
6. ¿Qué puedes hacer tú?
Lo primero es empezar a cuestionarte todo, empezando por lo que crees son tus propias ideas. Pensar por ti mismo no es solo tener opiniones distintas: es poner en duda tus propias creencias, someterlas a crítica, observar de dónde vienen.
A veces me hacen preguntas como: “¿Está bien dar las gracias?” o “¿Es bueno ser educado?” Y mi respuesta debería ser: ¿Tú qué opinas? Porque en muchas cuestiones de la vida, nadie tiene que pensar por ti. Las respuestas más poderosas no vienen de fuera, sino de tu propio discernimiento.
7. Hacia una libertad interior
Cuando te acostumbras a responderte a ti mismo, a escuchar tus dudas y resolverlas sin buscar aprobación externa, algo cambia: te haces más libre y, por tanto, más poderoso. Y eso —créeme— es lo que más teme el sistema: que seas autónomo, fuerte, despierto.
Eso sí, este camino no es mágico ni inmediato. Requiere disciplina, ejercicios concretos, compromiso. ¿Vas a tardar más si lo haces solo? Sí. Pero es posible.
8. ¿Qué precio estás dispuesto a pagar?
Al final, todo se reduce a una elección: ¿Vas a vivir para agradar a los demás o para ser tú mismo? Ambas opciones tienen un precio. Ceder a lo que los otros piensan te da seguridad, pero te resta libertad. Apostar por ti, por tu criterio, por tu verdad, es más arriesgado… pero también más transformador.
No ves el mundo como es, sino como te han enseñado a verlo. Y el primer paso para romper ese filtro es atreverte a pensar por ti mismo.
9. Enlaces de Interés
Lista de Reproducción: Reflexiones Breves
Ejercicio de Recapitulación – Introducción (1/2)
El Lado Activo del Infinito de Castaneda: La Recapitulación y los Predadores (2/2)
¿Te has dado cuenta cómo te hablas?
¿Sientes que frente a determinadas situaciones reaccionas emocionalmente sin poder evitarlo? ¿Tienes sentimientos de ahogo, angustia, presión en el pecho, e incluso dolor?
La Terapia de Regresiones te puede ayudar a lograr la calma, la seguridad y la paz en tu corazón.
¿Te ha gustado?
Subscríbete y recibe las publicaciones en tu bandeja de entrada. Así no te perderás ninguna.
Aquí tienes más contenidos que espero que te gusten:
La Palabra que Hace Milagros
Sin Hacer Nada, Tus Enemigos Caerán (y 2)
Sin Hacer Nada, Tus Enemigos Caen (1/2)
El Espíritu, Destino del Alma