¿Conoces el Dolor de Vivir?

Para ciertas personas el Dolor de Vivir, cuando escuchan por primera vez estas palabras, sin quizás haberlas oído antes, saben que es algo que conocen. De alguna forma define lo que llevan mucho tiempo sintiendo sin encontrar palabras para poderlo definir. Las que más sintonizan con ellas son aquellas que, desde pequeñas, tuvieron una sensación de no pertenencia al mundo, que se sentían extrañas en él.

Y como se inicia en tan temprana edad y no pueden explicárselo sufren más aún, porque piensan que hay algo malo en ellas. En realidad, por la razón que sea, pero que normalmente suele ser un trauma anterior a ese momento, se despierta una «consciencia» que para la mayoría permanece dormida. Sin embargo, eso no significa que los demás no sientan ese mismo dolor, que no lo padezcan, simplemente no son conscientes de él.

1. Definir qué es el dolor de vivir

Excepto una definición literaria, no podemos exponer una serie de características como si fuera una enfermedad. Básicamente, la persona que siente el dolor de vivir percibe que no pertenece al mundo que le rodea. Es un sentimiento de ser un extraño, incluso dentro de su propia familia. Lo cual se agrava con la edad, cuando por mucho que lo intente no logra deshacerse de ese sentimiento. Puede, incluso, parecer una persona bien integrada, que tiene su grupo de amistades, que parece bastante social. Pero una cosa son las apariencias y otra lo que la persona lleva en su interior. Aunque esté rodeada de muchas personas, siempre, a poco que se detenga se sentirá separada y sola. 

No existe más definición para el Dolor de Vivir que ese, sensación de no pertenencia al mundo y la soledad que ello le acompaña.

2. ¿Es exclusivo de unas pocas personas?

Para nada, lo que es exclusivo es la consciencia de ese dolor. En general, si te detienes a mirar con cuidado, te das cuenta que la mayoría del mundo sufre ese dolor, pero no lo viven de forma consciente, aunque lo acusan en sus comportamientos. Quiero decir: Una persona que no sienta ese dolor, o que haya llegado a dominarlo, tiene el control de sus impulsos, de sus reacciones. Sin embargo, la persona que está bajo la presión de ese dolor buscará, y de todas las formas a su alcance, apaciguarlo. 

De la forma más primitiva tenderá al alcohol, las drogas, los deportes de riesgo, pero también sumergirse en el trabajo por jornadas interminables, o intentar como sea llegar a acumular bienes materiales. Unas serán formas más destructivas que. otras, incluso alguna parecerá positiva, pero todas comparten el mismo fin: Huir de si mismos. Y, en este punto, incluso técnicas como la meditación y otras parecidas, que podrían parecer muy espirituales y refinadas, también cumplen con ese fin, que es hacer más confortable la vida, no la solución del dilema que representa, porque…

3. ¿Qué solución tiene el Dolor de Vivir?

Después de toda una vida examinando el problema, he llegado a la conclusión que no tiene solución. No por lo menos en el sentido de que hagas algo que, de una vez y para siempre, haga desaparecer ese Dolor de Vivir.

Por que ese dolor se origina por una sensación clara: Este no es mi lugar, este no es mi mundo... Y, que nadie se engañe, que la persona que siente eso puede tener la vida más idílica que pueda  soñarse que ese sentimiento nunca la abandonará, todo lo más lo adormecerá. Pero bastará cualquier alteración en el entorno, incluso positiva porque no tiene por qué ser negativa, para que, de pronto, la persona recuerde ese sentimiento de no pertenencia. 

Aprender a vivir con ello al tiempo que se procura, por todos los medios, ser feliz y disfrutar de la vida

La única forma de llegar dominar ese dolor es aceptarlo, reconocer de dónde viene y dejar de luchar contra él. Una vez que sabes que no perteneces al mundo, y que nunca pertenecerás, ¿por qué no intentas disfrutar de él? Sí, ya sé que no sientes comodidad en él, lo sé. Que no te gusta esa forma que tienen las personas de tratarse y tratarte, que no te gusta todo lo feo que hay en el mundo; que te das cuenta, más que los demás, o por lo menos manifiestas más consciencia de ello, de que, con toda la belleza de su naturaleza, cuando giras los ojos a la sociedad en la que vives mucho se torna feo y desagradable. Lo sé, pero… ¿qué otra solución tienes? ¿Seguirte torturando?

Tienes que aceptar ser extranjero, vivir con nostalgia de algo que no recuerdas qué es, y hacerlo con la mayor serenidad y plenitud que puedas. Al fin y al cabo, tu tiempo aquí no será eterno y, por esa razón, ¿por qué torturarse con lo que no puede negarse y no tratar de, en la medida de lo posible, disfrutar de aquello bueno que esta cárcel tiene? Si precisamente por esas cosas buenas es por la razón que volviste a caer…

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