Vaya pregunta, ¿verdad? Que si te has dado cuenta de cómo te hablas… ¿Y qué importancia puede tener eso? Total, digas lo que digas no pasa nada, no vas a discutir con nadie por ello, ¿cierto?
Sin embargo, darse cuenta de como uno se habla a sí mismo es fundamental, porque las órdenes inconscientes bajo las que funcionamos, operamos, son a través del lenguaje.
Sí, es cierto que recordamos más por imágenes, ya que estás permiten guardar gran cantidad de información en ellas, pero cuando nos fijamos en ese imagen y tratamos de expresar su contenido, ¿cómo lo hacemos? ¿Con otras imágenes? Bueno, tal vez haya otras imágenes asociadas, pero al final siempre definiremos con palabras el contenido de las mismas.
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No nos damos cuenta de lo mucho y de cómo nos hablamos
Según los científicos, al cabo del día una persona tiene un total de 60.000 pensamientos. ¿Qué son pensamientos? Pues expresiones verbales internas derivadas de los pensamientos que nacen de nuestras creencias.
Vamos a examinar esto:
- Tienes creencias.
- Estas definen el cómo piensas.
- El pensamiento se expresa en palabras.
- Por tanto, tus palabras te dicen cómo te comunicas contigo mismo.
- Y, si quieres, yendo más allá, te dictan las emociones, te hacen sentir de cierta forma.
- Lo cual deriva en que, en función de cómo sientes, actúas.
- Y tal como actúas están creando tus condiciones de vida.
Como puedes observar, tus palabras están en el meollo de la cuestión, por tanto no son algo inocente, porque de esas 60.000 pensamientos, el 97 por cien es inconsciente, no tienes ni idea de lo que estás diciendo a ti mismo.
Corrige cómo te hablas y mejorarás tu vida
Estando tus palabras en un punto tan central, tan importante, es fácil de comprender que si puedes llegar a comprender ese cómo te hablas, también puedes entender el origen de tus problemas. El cual está escondido en tus creencias, en lo que te dices a ti mismo sin saberlo.
Si descubres que las aguas de tu vida están turbias o sucias, de nada te servirá intentar purificar las que tienes justo frente a ti. Si no son las aguas claras en las que quieres beber, tendrás que remontarte, como se remontaría corriente arriba un río, para encontrar qué le contamina y cambiarlo, transformarlo. Y, de esta forma, cuando esas aguas sean más puras podrán alimentar tu vida.
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Hace un tiempo escuché el símil de la importancia de calmar nuestra mente como si las aguas del océano se trataran para poder ver y detectar, a través del agua cristalina, nuestras creencias más arraigadas que nos tienen inconscientemente bloqueados. Pero después de leer este artículo, este símil del río me pareció mucho más acertado y representativo. A veces nuestra vida discurre como un río bravo, con mucha corriente, con el agua turbia y somos incapaces de detectar qué es lo que nos está pasando y porqué. Es en el origen de este río cuando podemos ver de donde vienen esos pensamientos recurrentes que no nos ayudan en nada.
Efectivamente, hay que detectar nuestras creencias más arraigadas, porque además son peligrosas, eso sí… Solo los ingenuos se creen que son fáciles de detectar. Incluso, muchas veces, son para nosotros creencias positivas, no somos conscientes del daño que están causando.
De ello trataba en otro artículo, Profetizar tu Desgracia, y sobre toda esta confusión y su origen… Seguiremos hablando próximamente.
Gracias y saludos