Una vez que la mente se ha abierto, el conocimiento, por profundo que sea, puede entrar hasta con facilidad. Y el esfuerzo más impensable en otro momento, resulta algo sencillo. Así es ese sencillo ejercicio que es Ho´oponopono.
Hace unos días alguien me lo recordó en un comentario en Facebook, no porque no haga este ejercicio aún inconscientemente a menudo, sino porque es de esas cosas que se han convertido en tan parte de ti que ya no le prestas atención.