Seguro que te has pregunta muchas veces cómo mejorar la calidad tu vida, pues hay algo básico, y es la Calidad de tus Pensamientos. Este es un aspecto clave, aunque le único. Pero hoy veremos esto, algo de que quizás no eres consciente hasta qué punto puede estarte afectando.
Si no te has parado mucho a profundizar en ello, quizás me digas que tus pensamientos son buenos, pero déjame plantearte algo. ¿Por qué cuando sugiero a alguien que medite, la mayoría responde que no puede? Y no te hablo de meditación como algo mágico o esotérico, sino como una práctica totalmente funcional, con un enfoque práctico para controlar tu mente.
En la quietud la mente se revela a si misma
Cuando recomiendo meditar, lo hago porque sé que puede ayudarte enormemente. Sin embargo, muchos dicen que no pueden porque, al intentarlo, sus mentes se llenan de pensamientos como si fueran cafeteras en ebullición. Ese es el problema. Cuando apagamos la mente consciente y dejamos que aflore el inconsciente, aparece una conversación interna llena de miedos, inseguridades y demás emociones negativas. No es que estas cosas aparezcan de repente; siempre han estado ahí, dictando tu vida desde las sombras.
El fin de la meditación, tal como la recomiendo, no es controlar esos pensamientos de inmediato, sino tomar consciencia de ellos.
Y esto es por una razón muy simple: Solo cuando reconoces un problema puedes empezar a resolverlo.
Nuestra mente, como un espacio físico, necesita limpieza. Si llenas una habitación con trastos y basura, llega un punto en el que no puedes ver el suelo ni moverte libremente. Así funciona tu mente cuando la saturas con preocupaciones, inseguridades y pensamientos innecesarios.
¿Entiendes ahora por qué te digo que la calidad de tus pensamientos determina la calidad de tu vida.
Y para iniciarte en el estudio de lo que esconde tu mente, mi recomendación es simple: no necesitas un método complejo ni una escuela especial para meditar. Siéntate en un lugar tranquilo, apaga el móvil y dedícale 5, 10 o 15 minutos a estar en silencio.
Lo primero, para «sintonizarte», observa tu respiración y, cuando los pensamientos lleguen, no los controles ni los rechaces: simplemente obsérvalos. Poco a poco, empezarás a entender la calidad de tus pensamientos y empezarás a comprender muchas cosas…
Recuerda, la calidad de tus pensamientos define la calidad de tu vida.
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