A veces, sin mover un dedo, las personas que nos desean mal acaban destruyéndose a sí mismas. ¿Por qué ocurre esto? ¿Tiene sentido pensar que hay fuerzas invisibles en juego?
En este artículo y vídeo quiero compartir contigo una reflexión sobre la razón de mantener el centro y evitar el ruido del conflicto. Porque, de forma misteriosa, esa estabilidad no es que actúe como escudo frente al daño ajeno —porque a menudo no podemos evitarlo—, sino también como una lanza invisible que, sin que tú muevas un dedo, alcanza a quienes te hicieron daño o te desean mal.
Y cuando lo hace, te sobrecoge ver que golpea con una fuerza que ni tú mismo habrías imaginado, porque lo hace de forma que parece que multiplica el daño que quisieron hacerte o, incluso, te hicieron.
Es algo extraño que quiero hablar contigo, para saber si a ti también te ha pasado.
Contenido del Artículo
¿Por qué tus enemigos caen sin que tú muevas un dedo?
A veces, sin buscarlo, las personas que han querido hacerte daño terminan mal por sí solas; esos que se declararon, por sus propias razones, como tus enemigos caen.. Es como si existiera una fuerza invisible que se encarga de poner las cosas en su lugar. ¿Te ha pasado?
Esta reflexión nace de una conversación donde hablábamos de esto, de esa experiencia: ver cómo quienes te odian sin razón, tarde o temprano, se destruyen a sí mismos.
Esa conversación fue la siguiente y la tuve con una persona cercana. Me dijo algo que me choco:
– ¿Te das cuenta de que llevarse mal contigo es muy peligroso?
Sorprendido le pregunté el porqué. Me respondió:
– Porque, de una forma u otra, todos los que se llevan mal contigo terminan mal.
Como me pilló de sorpresa, me puse a la defensiva, y dije que yo nunca he deseado mal a nadie, ni he hecho nada activamente contra esas personas, ni siquiera de pensamiento.
Pero me repasó los detalles de algunas de esas relaciones negativas que le había referido, de aproximadamente los veinticinco últimos años, y fue desgranando distintos casos y las curiosas coincidencias que apuntaban en esa dirección.
Al final, aún incómodo y extrañado, tuve que reconocer que era cierto: todas ellas, con el tiempo, acabaron teniendo problemas. Incluso comprendí que, paradójicamente, quien más me había perjudicado era quién más había sufrido.
La clave: mantenerse alineado
Seguimos hablando, y tratando de comprender la razón de algo a lo que nunca le había prestado atención y porque, repito, nunca le había dedicado ni cinco segundo en pensar en cosas como la venganza.
No es que no me hubiese sentido dolorido en su momento, especialmente en el caso más grave, pero, en esencia, especialmente en este periodo de tiempo referido, ya había pasado internamente a un estado donde, aunque suene mal, me importa todo bastante poco. Me es indiferente caer bien o mal, o ver en el rostro de las personas, incluso detrás de su falsa y cínica sonrisa, su rechazo y desagrado hacia mí. La verdad es que más que poco, me importa menos que poco.
Y la conclusión a la que llegamos fue sencilla, justo en esa indiferencia, cuando estás centrado, cuando no reaccionas, cuando no buscas venganza ni alimentas el odio, de alguna forma estás protegido, no contra el daño que te puedan hacer, sino porque tus enemigos, esos que se han declarado como tales sin que tú les dieras más motivos que existir, esos enemigos, sin hacer nada, caen.
Mía es la Venganza
Esta conversación me llevó a muchos pensamientos, porque cuando más pensaba en cómo las personas que, a lo largo de los años, me habían ofendido habían caído en casi todo tipo de problemas, más extraño resultaba todo. Claro, que todo podía ser una mera coincidencia, pero no era solo una persona, era, en general, todas aquellas que, de una forma u otra, en un grado u otro, me habían tratado mal o, tal como había visto detrás de su máscara, deseado mal.
Tengo que reconocer que, en ese deseo, no pocas lograron llevar ese deseo a buen puerto, porque este periodo de tiempo está plagado de muchos problemas para mí, pero también antes fue así: toda mi vida ha sido una especie de trabajo de Sísifo. Sin embargo, ese mismo patrón de ver a mis enemigos caer, no lo observo en ese pasado previo, sino en este más reciente, en estos últimos veinticinco años.
Si lo piensas, la Biblia habla sobre de lo que tus enemigos caen pero que no es tu asunto el ocuparte que suceda:
No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. (Romanos 12:19)
El precio de perder el centro
Mirando más atrás en el tiempo, me di cuenta que anteriormente reaccionaba, nada me era indiferente: cuando alguien me agredía en mi cabeza imaginaba todas las formas posible de contraatacar. No dejaba ofensa sin responder.
Y esa lucha interna me hacía perder energía, claridad, paz. Al responder con el mismo nivel de oscuridad, me desconectaba de mi eje. Me desalineaba de las fuerzas que podían ayudarme y me alineaba con las fuerzas del mal, y cuando te alineas con estas fuerzas, ¿qué puedes recibir si no es mal?
Incluso cuando abandonaba «el campo de batalla», cuando dejaba que quién me había hecho daño se fuera sin hacer el menor gesto, en el fondo guardaba esa «bronca» que seguía emitiendo energía negativa.
Todo esto, muy resumidamente, es lo que empecé a entender. Pero también me di cuenta que, muchos de los problemas que había tenido en este último periodo que he referido, eran como el reflujo de las olas de ese pasado.
Defender sí, pero sin contaminarse
No me malinterpretes: no se trata de volverse pasivo. Hay momentos en los que debemos actuar, especialmente si es para proteger a otros. Pero actuar no es lo mismo que dejarse arrastrar. Defenderse cuando no queda otra opción no equivale a actuar desde el resentimiento.
Y si alguien te obliga a plantar cara, hazlo con firmeza. No lo hagas a medias. Si no fuiste tú quien buscó el conflicto, la energía estará de tu lado. Solo cuida de no caer en el insulto: eso te debilita. Usa todo lo demás que esté en tu mano. Así evitarás que te vuelvan a poner en esa situación.
No lo tomes como algo personal. Las personas cargan con conflictos internos, y tú solo reflejas lo que no quieren ver. Si lo tomas a pecho, te debilitas. Acepta su locura, como quien escucha el grito de un niño. Mantén la paz… pero mantente alerta. Porque, créeme, siempre vuelven a por más.
Las fuerzas invisibles
Otra cosa que se me pasó por la cabeza, y que sé que parece una idea mística, pero que se vuelve real cuando lo observas, es que parece que cuando actúas de cierta forma parecería que se activan ciertas fuerza invisibles que son las que producen que ,dan como resultado que, sin tú hacer nada, tus enemigos caen.
Parece que cuando estás alineado —tranquilo, indiferente a la inquina ajena y permaneces enfocado, sin rencor—, ocurren cosas muy raras: Las personas que querían hacerte daño se tropiezan solas. No quizás de forma inmediata, eso no, pero pasado el tiempo lo puedes observar y, además, con resultados realmente graves para algunas de esas personas que se cruzaron en tu camino y, aunque solo fuera, que te desearon mal. Ya no te digo cuando te lo hicieron.
Todo esto lo comprendí a raíz de esa conversación como si, de pronto, se hubiese abierto una ventana sobre un paisaje que no conocía. Una ventana que le dio un sentido inesperado, que nunca imaginé que llegará a saber que era cierta, a aquella frase que dice siéntate a la puerta de tu casa y verás el cadáver de tu enemigo pasar. Es un poco macabro, pero observabas que era cierto.
Y también te das cuenta de otra cosa, que el mal devuelve mal, porque lo más duro es darte cuenta de que cuando en el pasado perdía mi centro, también empezaban a ir mal las cosas. Es como si al alinearte con el mal, el mal te devolviera mal. No es castigo. Es consecuencia. Es el juego energético de la vida.
Los enemigos que caen sin motivo
Algunas ideas que me llegaron las anoté según llegaban, te las voy a compartir, así que no me juzgues con dureza, porque algunas sé que pueden parecen muy osadas, pero cuando tiene que hacer brainstorming no juzgas, solo tomas nota:
- Hay personas que simplemente deciden odiarte. Sin conocerte, sin saber nada de ti. Solo ven tu luz y se sienten amenazadas.
- El ego no soporta la paz ajena cuando vive en conflicto.
- Pero esas personas, al actuar desde la oscuridad, se desconectan también. Y en ese proceso, se dañan a sí mismas. Tú no haces nada. Solo sigues tu camino.
- Asumir tu parte, sin cargar culpas
También reflexioné que yo no era del todo inocente, porque es verdad: a veces uno mismo se pone “a tiro” por decisiones tomadas en el pasado. Pero eso no justifica el daño que otros hacen o te desean.
El poder de una habitación ordenada
Te he hablado de esa habitación que es tu interior, con tu mente es una habitación llena de trastos, creencias inútiles, así com también resentimientos, frustraciones y mucho más… Así no puedes abrir la puerta a nada nuevo. Pero si ordenas, limpias, sueltas… esa puerta se abre.
Y al otro lado, hay fuerza. Hay claridad. Hay paz. Desde ese lugar, todo mejora. No porque evites los conflictos, nunca los podrás evitar, sino porque no te enredas en ellos. Tu energía no se gasta en venganzas ni en luchas inútiles.
Como decía antes: Mía es la venganza, dijo el Señor. Si alguien te ha hecho la promesa de ocuparse Él mismo de tus enemigos, ¿a qué perder tiempo y energía con ello?
Una invitación a observar
¿Y a ti, te ha pasado algo parecido? ¿Has visto como, sin hacer nada, tus enemigos caen?
Me gustaría saberlo.
5. Enlaces de Interés
Lista de Reproducción: Reflexiones Breves
La Lección de la Guerra – Bhagavad Gita
La Lección de la Divinidad – Bhagavad Gita
La Lección Final – La Lección de la Muerte – Bhagavad Gita
Libros Recomendados
Lo que no quieren que sepas que te hace reencarnar y por qué lo ocultaron: «Vuelo a la Libertad o el sinsentido del Karma«
¿Sientes que frente a determinadas situaciones reaccionas emocionalmente sin poder evitarlo? ¿Tienes sentimientos de ahogo, angustia, presión en el pecho, e incluso dolor?
La Terapia de Regresiones te puede ayudar a lograr la calma, la seguridad y la paz en tu corazón.
¿Te ha gustado?
Subscríbete y recibe las publicaciones en tu bandeja de entrada. Así no te perderás ninguna.
Aquí tienes más contenidos que espero que te gusten:
¿Ves el mundo tal como es… o te han programado para ver lo que quieren que veas?
La Palabra que Hace Milagros
Sin Hacer Nada, Tus Enemigos Caerán (y 2)
El Espíritu, Destino del Alma