En el artículo anterior te mostré que el Alma no es el destino, sino el camino. Hoy quiero dar un paso más y hablarte de ese destino, del Espíritu.
Esta distinción no es un juego de palabras, es una clave profunda que cambia por completo la forma en que entendemos el despertar interior.
Ten bien presente algo muy importante: este asunto no es para aficionados a la espiritualidad, personas que les gusta debatir sobre ello y hasta sentirse importantes defendiendo una u otra postura, sino para quienes realmente buscan. Porque, y esto tenlo bien presente, el Espíritu no se puede explicar… Se debe experimentar.
Contenido del Artículo
El Espíritu como Destino del Alma
Vamos a abordar este asunto de que el espíritu es el destino del alma. A ver cómo lo explico.
En primer lugar, debo decir que si no has leído y visto el artículo y vídeo anterior —donde hablo de que el alma es el camino, pero no el destino—, este artículo y vídeo no lo vas a entender, te va a quedar incompleto. Así que te dejo el enlace aquí. Por favor, lee ese artículo y ve ese vídeo primero y luego regresar y así podrás entender realmente de qué voy a hablar en este artículo y su vídeo correspondiente.
Este no es un tema para cualquiera
Hay algo que debo destacar, y lo he notado por las reacciones a diversos artículos y vídeos que he publicado en el pasado: este no es un vídeo para cualquier persona. Comprender que el Espíritu sea el destino del Alma requiere cierto interés genuino, no solo curiosidad, conocimiento y una posición interior determinada. Como más abajo dice una cita del Bhagavad Gita que incluyo, este asunto de no solo conocer el Alma sino, ademas, el Espíritu, requiere algo clave: La aspiración correcta. ¿Crees tenerla? Tal vez, es posible. ¿Lo quieres averiguar?
Para ilustrarlo, pondré un ejemplo: hay personas que dicen ser aficionadas al deporte, pero en realidad solo se sientan en el sofá, conocen todas las alineaciones de los equipos, pero nunca practican deporte. En sentido estricto, la realidad es que no les gusta el deporte en sí, sino hablar de él.
En el ámbito espiritual pasa lo mismo. Muchas personas se llenan la boca hablando de lo que dice fulano, mengano o perengano, pero nunca de su propia experiencia. Discuten teorías, citan a otros que, procurarán, siempre sean personas con prestigio para así v aliarse, los utilizaran como plataformas sobre las que alzarse para dirigirse a ti, pero cuando más griten y se ofendan por tus palabras, menos hablarán desde su vivencia. Son solo como esos aficionados al fútbol que haga lo que haga su equipo siempre aplaudirán.
El verdadero buscador espiritual, aquél que tiene la aspiración correcta, trabaja en él mismo. No se trata de ir a seminarios para darse palmaditas en la espalda unos a otros. Puedes asistir a todos los retiros y no aprender nada, o no ir a ninguno y estar profundamente comprometido.
El Espíritu (Atman) y el Alma
Retomando lo que decía en el vídeo anterior, cito una frase del Bhagavad Gita:
Los yoguis con aspiración correcta conocen no solo el alma, sino también el Atman (Espíritu) en ellos mismos. En cambio, los insensatos no encuentran el Atman.
¿Quiénes son los insensatos? Los aficionados a la espiritualidad, aquellos que no tienen una aspiración auténtica. La verdadera búsqueda exige trabajo, sacrificio, dedicación y enfrentar muchos desafíos.
El trabajo del alma que todos nos venden busca ser cómodo, algo fácil y accesible porque así se desea que sea. Y, en ciertos entornos, aparentemente se logra porque, en el fondo, todo lo que te dicen se alinea con tus creencias, condicionamientos preestablecidos y necesidades más superficiales y blandas: que haya paz, mucha paz, amor, mucho amor, empezando porque me dejen en paz y me amen porque estoy necesitado de mucha tranquilidad y mucho confort emocional, de estar muy cómodo.
La aspiración de los insensatos
Eso es propio de los insensatos. Un sueño bonito, amable, pero que no puedes aplicar en el mundo real, ese que cada día te desafía y que, por mucho que quieras, nunca se adaptará a ese sueño.
Si lo piensas despacio, te darás cuenta de que pueden parecer diferentes en la superficie, pero en el fondo son lo mismo.
Sin embargo, el trabajo con el Espíritu va más allá: es la consciencia superior, lo que trasciende la Matrix de la que hablaba antes, y esa… No es cómoda.
Si alguna vez has pensado que el despertar es amable y complaciente… Estás muy equivocado.
Mi proceso de intentar despertar
En 2002, estaba en el mismo punto que muchos: creía en la evolución, el karma, los maestros espirituales, etc. Pero al trabajar con regresiones —y gracias a mi formación en el mundo empresarial, que me llevó a analizar y cuestionar todo—, empecé a notar incongruencias.
Para 2007, ya detectaba un «descuadre» entre las llamadas «entidades de luz» que aparecían en las regresiones y lo que realmente deberían ser. Pero en ese momento, aún las veía como seres positivos. Eso es lo que sucede con el condicionamiento. que te condiciona.
En 2014, todo empezó a cambiar. Noté que muchas personas, a pesar de llenar círculos espirituales, no evolucionaban; al contrario, involucionaban. Lo vi incluso antes de la plandemia, cuando advertí que la gente estaba perdiendo capacidad crítica (a diferencia del intento de plandemia en 2009, que casi nadie recuerda).
Aspectos clave del Espiritu
En estos años de trabajo y estudio, me di cuenta de una serie de cuestiones clave acerca del Espíritu y sus efectos cuando este se manifestaba en regresiones:
- Las entidades «de energía» (ya fueran de luz, oscuras, parásitos o lo que fuera) desaparecen: cuando alcanzas cierto estado, esa «fauna espiritual» se esfuma.
- Hay una comprensión más allá de la lógica: de pronto, la persona entiende cosas que no puede explicar racionalmente.
- No hay dudas ni moralismos: el espíritu actúa con determinación, sin contemplaciones.
Y algo que notabas en las personas al observaras en regresión: cuando alguien conecta con el espíritu, su rostro cambia. Hay una energía, una seguridad y una claridad impresionantes. Es como si se abriera una puerta dentro de ti, pero antes debes limpiar todos los «trastos» mentales (creencias, condicionamientos) que la obstruyen.
El problema es que muchas personas tienen una experiencia cumbre… y luego la olvidan. Es como ir al gimnasio tres meses y después abandonar. El verdadero trabajo es mantener esa conexión.
Conclusión
El Espíritu es el destino, pero llegar a él requiere un camino de limpieza interior y autenticidad en el deseo que se quiere lograr, tiene que tenerse la aspiración correcta como señala el. Bhagavad Gita, sino solo eres un insensato. No es para «aficionados».
Seguiremos hablando en próximos artículos y vídeos sobre cómo alcanzar este estado.
Por ahora, recuerda: el Alma es el camino, pero el Espíritu es el Destino
5. Enlaces de Interés
Lista de Reproducción: Reflexiones Breves
La Lección de la Guerra – Bhagavad Gita
La Lección de la Divinidad – Bhagavad Gita
La Lección Final – La Lección de la Muerte – Bhagavad Gita
Libros Recomendados
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