¿Un poco desorientado ahora mismo? Bien, veamos algo más sobre esta cuestión: A lo largo de nuestra vida, muchas veces nos encontramos frente a situaciones difíciles, esto es evidente. Sin embargo, ¿qué camino elegimos? ¿El más adecuado o el más fácil, o directamente no elegimos y dejamos correr la situación para ver cómo se resuelve?
Muchas veces el más adecuado es el que requiere más valor, mientras los demás son soluciones que intentan evitar enfrentar realmente el problema. Y es a ello a lo que me refiero: Tu miedo es quién está condicionado lo que recibes, simplemente porque dentro de ti sabes que no has hecho lo que deberías y, por ello, tampoco te sientes merecedor de recibirlo.
El Miedo, un Programa muy Viejo
Una vez que has entendido la correlación entre aquello que hacemos o no hacemos por tener el valor o no de hacerlo, y que si dentro de ti sientes que no estás haciendo suficiente tampoco, a un nivel muy profundo e inconsciente tampoco te sientes merecedor de recibir más.
Debemos comprender un detalle más: Tener miedo es lo normal, y es lo normal porque es un programa muy viejo.
A lo largo de vidas y vidas, ese ha sido el denominador común: Un miedo constante a la pérdida, al dolor, al sufrimiento. Has sufrido todo tipo de males, todo tipo de dolores, y aunque tú quieras creer lo contrario, la huella más profunda que ha dejado en ti no ha sido algo positivo, sino el miedo. Has sufrido tanto a lo largo de vidas, que eso es lo que más te ha dejado, el miedo a seguir sufriendo.
Y ese miedo no va a desaparecer por mucho que quieras ignorarlo o negarlo. Porque eso, vivir con ese miedo inconsciente es lo que no lleva a eludir muchas decisiones, muchas acciones. La única opción inteligente es comprenderlo, reconocerlo y enfrentarlo, saber que está ahí aunque, aparentemente y de tan acostumbrados que estamos a vivir con miedo, ni lo notemos ya, porque hay algo peor que el miedo, el miedo al miedo.
Porque eso te lleva a no hacer lo que deberías hacer y, consecuentemente, tu miedo te da lo que mereces, o mejor dicho: El no enfrentar tu miedo te hace sentir que no eres merecedor de aquello que deseas.
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