Donde vamos cuando ya lo hemos intentado todo

Donde vas cuando lo has intentado todo

Quizás lo has intentado todo, y no siente que hay llegado donde debías llegar, porque observas que hay quienes ya han llegado donde querían llegar, no les queda nada por intentar en ese sentido.

Tal vez la vida les lleve ante nuevos retos, objetivos, desafíos… Pero por el momento no deben plantearse nada, han llegado, pueden descansar en ese espacio de paz y armonía que debe ser su interior.

Pero para aquellos que no sienten que hayan llegado, para aquellos que no sienten esa paz y armonía, para aquellos que deban seguir tratando cada día de reinventar el mundo, su mundo y reinventarse a sí mismos el camino es más amargo y lleno de dudas.

El que siente no ha llegado sufre más

Por los anteriores, por mucho trabajen, si es que su “llegar” contemplaba esa opción, nunca lo harán con la tensión del buscador. Es un poco como estar en casa: Estas relajado, puedes actuar como quieras, o puedes no actuar, a nadie debes rendir cuentas. El que no ha llegado está fuera de su casa, y siente que debe vigilar lo que hace y cómo lo hace. El mero hecho de no sentir que ha llegado le lleva a dudar de su hacer y su pensar.

Si, además, el que no ha llegado tiene la sensación de haberlo intentado todo, ¿qué puede hacer? Sabe, de alguna forma, que mañana puede aparecer muy bien una nueva labor, una nueva opción sobre la que trabajar, pero si ha hecho mucho ya desconfía incluso de eso. ¿Qué hacer cuando ya se ha intentado todo?

Lo primero será, tal vez, hacer una evaluación de prioridades, averiguar qué en dentro de la propia vida qué es más importante. Así, por ejemplo, se llegará a la conclusión que una cosa muy importante es la salud; si, además de todos los problemas, eso nos fallara qué pasaría.

Con la frustración los problemas van a crecer

Después, tal vez, sería nuestra relación de pareja, porque si la fastidiáramos entonces tendríamos un problema más… Luego se trataría de averiguar qué es lo que realmente está bien en nuestras vidas para que eso se preservara, quizás nos ha costado mucho lograrlo como para perderlo…

Luego se trataría de averiguar qué es lo que podría, precisamente, como resultado de este momento perjudicar todo eso para evitarlo: La frustración, el miedo, el enfado… ¿Cuáles son nuestros enemigos? Todas esas emociones negativas, que lo único que pueden es llevarnos dañar lo que ya es bueno en nuestra vida. Y que son, tal vez, la plataforma para encontrar una salida.

Una vez averiguado aquello que debe ser preservado, aquello que no podemos sacrificar ni siquiera por accidente, y una vez averiguado qué es lo que puede en ese sentido perjudicarnos, incluso inconscientemente, llega el momento de averiguar qué es lo que realmente encaja con nosotros, o dónde nosotros realmente encajamos.

¿Donde realmente queremos estar?

No dónde creemos que nos conviene, no dónde nuestro ego nos indica que debemos ir para darnos confianza, no donde creemos que debemos ir para satisfacer el padre censor que vive en nosotros… No, nada de eso. Sólo debemos averiguar dónde realmente nosotros queremos podemos y queremos estar.

Una vez llegado a este punto es posible que sintamos que no hemos avanzado mucho, pero si vale el símil, es un poco como un ejército que después de haber hecho inventario evalúa dónde pueden generarse pérdidas evitables, y se plantea en qué terreno puede moverse que se sienta cómodo y protegido.

De momento se trata de poder presentar batalla con la máxima fuerza y capacidad, estar preparados, ya veremos más tarde qué territorio podemos conquistar y mantener, qué.objetivos son los que realmente se quiere y puede asumir.

En lo que somos fuertes, es donde debemos apoyarnos

Tal vez luego puede que llegue el momento de presentar batalla si llega el caso, pero lo primero hay que fortificar nuestras posiciones, averiguar nuestras fortalezas y apoyarnos en ellas porque los puntos débiles quizás lleve demasiado tiempo y esfuerzo modificarlos, un tiempo y esfuerzo que quizás ya no tenemos y que es un empeño vano, porque siempre habrá algo que mejorar, siempre habrá algo que podamos hacer mejor, y porque los que han llegado no han llegado empeñándose en  el deseable y admirable objetivo de corregir sus debilidades, sino apoyándose en sus fortalezas.

¿Te ha gustado? ¡Compártelo!
terapia de vidas pasadas regresiones

¿Sientes que frente a determinadas situaciones reaccionas emocionalmente sin poder evitarlo? ¿Tienes sentimientos de ahogo, angustia, presión en el pecho, e incluso dolor?

La Terapia de Regresiones te puede ayudar a lograr la calma, la seguridad y la paz en tu corazón.

¿Te ha gustado?

Subscríbete y recibe las publicaciones en tu bandeja de entrada. Así no te perderás ninguna.

Deja un comentario